Considerado como Bien de Interés Cultural desde 1991 el Canal de Castila fue construido a comienzos del siglo XVIII y se trata de la mayor obra de ingeniería hidráulica de la época.

A su paso por Palencia prácticamente se adentra en la ciudad mediante un ramalillo terminado en una dársena en la que se realizaban tareas de carga y descarga.

Junto con su legado histórico y arquitectónico, el Canal de Castilla tiene un gran interés natural ya que en sus orillas existen diversos ecosistemas de ribera, ofreciendo al turista bonitos paseos junto a sus aguas, en las que se pueden practicar actividades deportivas como el piragüismo o incluso paseos en barco.